Lo que quiso manifestarse y no halló las palabras que servían
Sobre los cantos rodados de la escollera, al extremo sur de la playa de la Almadraba, aflora una vieja pila de mármol, desgastada -quién sabe durante cuántos años- por los embates del mar.
Incansable, el agua entra y sale de ella. Una y otra vez su blanca concavidad se llena y se vacía, siguiendo el vaivén de las olas.
Bordeo la restinga por la desembocadura del río y sigo por la orilla, la mirada hacia el extremo norte de la bahía, que a estas horas de la tarde se presenta bienaventurada.
El inmenso jardín de reflejos, cuerpo sin fin de agua, hoy no brama.
No sabría decir si vibra o tiembla.
Es difícil retirar la vista.
Invita a abandonarse, a no pensar en nada.
En todo caso, lo que yo diga será pobre.
Así que, perezoso, me refugio en el recuerdo de mejores palabras:
LA MER
C’est tout ce que nous aurions voulu faire et n’avons pas fait,
Ce qui a voulu prendre la parole et n’a pas trouvé les mots qu’il fallait,
Tout ce qui nous a quittés sans rien nous dire de son secret,
Ce que nous pouvons toucher et même creuser par le fer sans jamais l’atteindre,
Ce qui est devenu vagues et encore vagues parce qu’il se cherche sans se trouver,
Ce qui est devenu écume pour ne pas mourir tout à fait,
Ce qui est devenu sillage de quelques secondes par goût fondamental de l’éternel,
Ce qui avance dans les profondeurs et ne montera jamais à la surface,
Ce qui avance à la surface et redoute les profondeurs,
Tout cela et bien plus encore,
La mer.
LA MAR
Es todo aquello que habríamos querido hacer pero no hicimos,
Lo que quiso manifestarse y no halló las palabras que servían,
Todo lo que nos ha abandonado sin decirnos nada de su secreto,
Lo que podemos tocar e incluso hender a hierro sin jamás alcanzarlo,
Eso que se ha vuelto olas y más olas aún porque se busca sin encontrarse,
Eso que se ha vuelto espuma para no morir del todo,
Eso que se ha convertido en unos segundos de estela por gusto radical de lo eterno,
Eso que avanza en las profundidades y nunca ascenderá a la superficie,
Eso que avanza en la superficie y teme las profundidades,
Todo eso y mucho más aún,
La mar.
Jules Supervielle, Vivir y quehacer del poeta. Selección, traducción, prólogo y notas de Ramón Puig de la Bellacasa, Editorial Pre-Textos, Colección Poéticas, Valencia 2009. pp.228-229.
http://encuentrosconlasletras.blogspot.com/2009/11/jules-supervielle-vivir-y-quehacer-del.html
Me tienes totalmente asombrado…
¡ Más me asombras tú con todo lo que haces por nuestra playa !
Un abrazo
Ramón
¡Cuánta belleza en tus palabras, en las imágenes y en el poema!
La poesía y el mar son dos cosas que pueden dar la paz, así que juntas…
Felicidades por ese libro, Ramón, no conozco al poeta pero seguro merece la pena, así que gracias.
Que bonito Ramon, me ha encantado la entrada por lo poetica y por la belleza de lo escrito y fotografiado. El poema es precioso.