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Sobre los santos (y IV): en torno a la canonización como certificado final de santidad (y 2), a modo de conclusión.

24 octubre, 2023

Desde hace más de trescientos cincuenta años una sociedad creada por un jesuita belga explora las historias de los santos (la Hagiografía) para aquilatar las narraciones existentes y, como spin-off, también para descubrir que algunos venerados santos nunca existieron, como es el caso de San Jorge, San Cristóbal, San Valentín, Santa Bárbara, Santa Verónica y así hasta treinta y tres que, no obstante que el Concilio Vaticano II, de resultas de estas investigaciones, declaró que no se podía acreditar su existencia, sin embargo no prohibió a los católicos festejarlos.

Esta sociedad es la de los Bolandistas, del nombre de su fundador el jesuita belga Jean Bolland (1596 – 1665), quienes se dedican a verificar las fuentes de información sobre los santos y mártires venerados en la Iglesia Católica. Desde entonces sus Acta Sanctorum, y las Acta Martyrum que son parte hoy en día de las de las actas de los santos, se han ido constituyendo como la fuente fidedigna de la existencia y biografías de de los santos católicos, y están en el origen no sólo de la constatación o aparcamiento de algunos de ellos, sino que han ido motivando al Papado para aquilatar el procedimiento que conduce a la canonización y que aquí estamos sintetizando con ayuda de los ejemplos de santos canonizados que me han sido facilitados y que corresponden a la Iglesia del Perú (1).

Hoy concluiremos con dos de estos santos, los de más reciente canonización.

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San Martín de Porres (1579-1639)

(1962)

Nació en Lima de un padre burgalés y de una madre panameña negra, por lo que es el primer santo mulato del Perú. Con el paso del tiempo su padre le reconoció y le dio su apellido a él y a su hermana y proveyó a sus sustento y formación, aunque según se cuenta no estuvo muy de acuerdo con su vocación de hacerse fraile. No obstante, siguiendo las distintas fases desde terciario dominico, hermano lego y finalmente fraile profeso, consiguió con su dedicación a los más necesitados, además de su capacidad recaudadora y gestora, fundar y mantener un asilo y una escuela para los más desfavorecidos, núcleos de su variada actividad de asistencia a los enfermos, y a los negros y los indios. Su vida frugal y su entrega al prójimo le granjearon tanta fama de santidad que, tras su muerte, la devoción creció reafirmada por numerosos milagros que se le atribuyen.

«En 1660, el arzobispo de Lima, Pedro de Villagómez, inició la recolección de declaraciones de las virtudes y milagros de Martín de Porres para promover su beatificación, pero a pesar de su biografía ejemplar y de haberse convertido en devoción fundamental de mulatos, indios y negros, la sociedad colonial no lo llevó a los altares. Aunque en 1763 el Papa Clemente XIII emitió un decreto que afirmaba el heroísmo de sus virtudes, su proceso de beatificación hubo de durar hasta 1837, cuando fue beatificado por el papa Gregorio XVI en la Basílica de Santa María la Mayor. El papa Juan XXIII que sentía una verdadera devoción por Martín de Porres, lo canonizó en la Ciudad del Vaticano el 6 de mayo de 1962 ante una multitud de 40 000 personas procedentes de varias partes del mundo nombrándolo Santo Patrono de la Justicia Social»

Fuente: Wikipedia

Es ciertamente el santo más celebrado del Perú, el primer santo mulato y afroamericano y muy probablemente el que ha generado más películas y series de televisión.

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San Juan Macías (1585-1645)

(1975)

Tenía treinta y siete años cuando llegó a Lima en 1620, tras la travesía en barco a Cartagena de Indias y cuatro meses y medio de viaje a pie y en canoas por las tierras y los ríos de Colombia, y de ahí a Quito y luego a lomo de mula a Lima. Había sido pastor en su pueblo de Ribera del Fresno (Badajoz), por lo que su primer empleo al llegar al Perú fue en un matadero y en las haciendas de un ganadero.

Pero pide su ingreso en 1622 en el convento Dominico de Santa María Magdalena en donde ejerció como portero, destacando por su humilde dedicación a los pobres y necesitados. Se dice que entabló amistad con San Martin de Porres. Es también muy famoso por sus milagros.

Según declaraciones suyas:

Estuve en este oficio de guardar ganado como dos años y medio. Después de este tiempo fuíme a mi amo un día y díjele: hermano Ximánez, la voluntad de Dios es que yo vaya a servirle a la casa de la Penitente Magdalena de los Predicadores.

Referencia A. Lobato (2) en página web de la Real Academia de la Historia

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A modo de colofón

I

Diferencias entre beatificación y canonización

Entre una beatificación y una canonización hay diferencias, que, aunque pocas, son claras.  A rasgos generales, se puede decir que una canonización es un proceso más avanzado que una beatificación. Una beatificación proclama a alguien como beato, una canonización lo proclama como santo. Antes de que alguien sea canonizado, tiene que haber sido antes beatificado.

1. Diferencia entre beato y santo: En una beatificación, lo que se reconoce es que alguien ha entrado en el cielo y puede interceder por aquellos que rezan en su nombre. Al nombrar a alguien beato, la Iglesia reconoce que ha llevado una vida virtuosa y santa. En una canonización, se proclama a alguien como santo y se le incluye en el canon, es decir, entra en una lista oficial de santos.

2. El número de milagros: En una beatificación, se necesita por lo menos un milagro atribuido al candidato, a menos que este haya muerto por martirio. Para una canonización, se necesitan dos milagros. El primero, el que ya se ha contabilizado para la beatificación y el segundo, uno que haya tenido lugar después de que fuera beatificado. Este segundo milagro se toma como una confirmación de que Dios «aprueba» de la proclamación hecha por la Iglesia.

3. Dónde se le venera: La beatificación es un «proceso administrativo» mediante el cual el Papa permite que un candidato a ser santo sea venerado públicamente en lugares asociados a su vida, (en su diócesis, en su congregación religiosa), es decir «a pequeña escala». La canonización implica una mayor formalidad, el Papa establece de forma oficial que una persona es santa y está en el cielo, por lo que se permite el culto al santo por toda la Iglesia. Implica también que se pueden dedicar iglesias al canonizado sin necesidad de un permiso especial. Es decir, la persona considerada «santa» ya lo es a nivel mundial y se le puede venerar en todo el mundo, no sólo en sitios relacionados con su vida.

4. Quién pide el reconocimiento: En una beatificación, es el obispo de la diócesis donde murió el Siervo de Dios quien pide que se le considere ser beatificado. En una canonización, es el Prefecto del Dicasterio para las causas de los Santos quien habla en nombre de la Iglesia entera y quien pide que se le declare santo. Es decir, una beatificación se hace a título personal de la diócesis mientras que una canonización se hace a petición de toda la Iglesia universal.

5. Quién preside la celebración litúrgica: La normativa ha ido cambiando según los Papas. Para una ceremonia de Beatificación quien preside es el Cardenal Prefecto del Dicasterio o algún otro Cardenal delegado. Actualmente para una ceremonia de canonización es el Papa quien preside y en casos especiales, puede el Papa delegar esta responsabilidad a un Cardenal.

Fuente Benjamín Crespo, Nota 2, pp.6 y 7

II

Estadísticas en la Iglesia del Perú

Tenemos los siguientes santos, beatos, venerables y siervos de Dios. Incluyo nombres y fechas de canonización, beatificación. De los Venerables es la fecha del decreto de virtudes heroicas correspondiente. De algunos Siervos de Dios tenemos la fecha de inicio de la Causa. Varias de ellas se iniciaron y se estancaron y algunas continúan su proceso. Sería bueno que promovamos dichas causas de la forma que veamos conveniente.

Santos: (5): Rosa de Lima (1671), Toribio Alfonso de Mogrovejo, Tercer Arzobispo de Lima, (1726), Francisco Solano (1726), Martín de Porres (1962), Juan Macías (1975). Todos confesores.

Beatos: (7):  Sor Ana de los Ángeles Monteagudo (1985), P. Luis Tezza (2001), Hna. Ascensión Nicol Goñi, O.P. (2005), PP. Miguel Tomaszek, OFM Conv, Zbigniew Strzalkowski, OFM Conv., Sandro Dordi Negroni (2015), y Sor Agustina Rivas López, RBP (2022).  Los tres primeros confesores y los cuatro siguientes mártires, asesinados por Sendero Luminoso.

Venerables: (7): H. Francisco Camacho, Orden de San Juan de Dios (1881), Fray Pedro de Urraca, Mercedario (1981), Hna. Teresa de la Cruz Candamo, Canonesa de la Cruz (2009), Monseñor Octavio Ortiz Arrieta, Salesiano, séptimo Obispo de Chachapoyas (2017), P. Alonso de Barzana, jesuita (2017), Hna. Rafaela de la Pasión Veintemilla, Agustinas Hijas del Santísimo Salvador (2018) y Monseñor Martín Fulgencio Elorza Legaristi, Pasionista, Primer Obispo Prelado de Moyobamba (2022).

Siervos de Dios: (22): Fray Diego de Ortiz, Agustino, P. Luis López de Solís, Agustino, P. Gonzalo Díaz de Amarante, Mercedario, P. Diego Martínez, jesuita, P. Juan Sebastián de la Parra, jesuita, P. Juan de Alloza, jesuita, H. Gonzalo Báez, jesuita, P. Francisco del Castillo, jesuita, (1677), laico Nicolás de Dios Ayllón, Laica Luisa La Torre, Beatita de Humay, Monseñor Fray Alfonso María de la Cruz Sardinas Zavala, segundo Obispo de Huánuco, Fundador Congregación Franciscanas de la Inmaculada Concepción (1964), ), P. Juan J. Mckniff, Agustino, Diócesis de Chulucanas (2002), Monseñor Emilio Lissón Chávez, Vicentino, sexto Obispo de Chachapoyas y trigésimo Arzobispo de Lima, (2003), Laica Melchora Saravia Tasayco, La Melchorita), P. Pío Sarobe Otaño, Orden de Frailes Menores, P. José Álvarez  Fernández (Apaktone), dominico (2009), Laico Andrés Aziani, Lima, Carabayllo (2016), Monseñor Federico Kaiser Depel. Misionero del Sagrado Corazón, Primer Obispo Prelado de Caraveli, Fundador Misioneras Jesús, Verbo y Víctima, (2018), Hna. Clara del Corazón de María, Fundadora Congregación Franciscanas de la Inmaculada Concepción (2019), P. Rafael Pascual Salustiano, Trinitario (2021), P. Luiggi Bolla, Salesiano (2022) y P. Serapio Rivero Nicolás, Agustino (2022).

Ibidem, Anexo, pág. 7. El subrayado en negrita de los jesuitas se debe a que este documento se ha redactado como información de los procesos en marcha que atañen a la Compañía de Jesús.

Es sabido que el autor de la Leyenda Aurea, dominico, omitió en el manuscrito de su repertorio a San Francisco de Asís, pues en el siglo XIII había una cierta pica entre las órdenes mendicantes de dominicos y franciscanos (esta ausencia se subsanaría en apéndice en posteriores versiones.) Lejos de mis intenciones fomentar similares concurrencias, aunque sea interesante subrayar que por lo que se refiere a la canonización de santos del Perú, hasta ahora la han obtenido dos santos y una santa de la Orden de Predicadores (Dominicos), un santo de la Orden de los Frailes Menores (Franciscanos) y un santo del clero regular. Que en los niveles siguientes haya seis jesuitas y que el papa actual lo sea no quiere decir que se vaya a modificar mucho el escalafón, pues las candidaturas son cada día más diversas, aunque lo cierto es que, por el momento, entre los aspirantes a la santidad las órdenes religiosas y el clero secular prevalecen sobre los laicos por absoluta goleada, al menos en esta muestra de la Iglesia Peruana.

Por lo que respecta a los papas:

A lo largo de la historia, muchos de los Papas han sido hombres Santos. En efecto, de los 266 Papas hasta el Papa Francisco, 83 son reconocidos como Santos y 9 como Beatos. Incluidos entre estos están los primeros 41 Papas. De los primeros 32 papas, los que reinaron durante la era de la persecución romana (que terminó formalmente en 313), 28 fueron mártires.

Fuente: Red Católica Mundial

Si algún lector del Dicasterio de los Santos quiere contar y clasificar en una estadística universal el número de santos, beatos y venerables, puede conseguirlo con paciencia y calculadora a partir de este enlace de la página del citado organismo vaticano.


Notas:

(1) Benjamín Crespo, S.JPasos hacia la santidad: las fases y etapas de los procesos de beatificación y canonización (con anexo relativo a la Iglesia del Perú), Roma, julio del 2023.

(2) A. Lobato, Yo, Juan Macías, el amigo de los pobres, Salamanca, Editorial San Esteban, 1999.

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