De un viaje a Irlanda (I): días de Dublin (1)
Para Ros y Ciaran
El martes 13 de junio llegamos a Dublín, donde fuimos recibidos por muy buenos amigos.
Del paseo del 14 de junio
Al día siguiente, con un tiempo digno del Mediterráneo nos acercamos a la National Gallery. Allí nos aguardaban las salas de los pintores irlandeses de los siglos XIX y XX. Por ejemplo este lienzo expresionista de un acontecimiento deportivo obra del hermano del poeta William Butler Yeats

o este otro cuadro de Una Watters. Inspirada por el cubismo y el futurismo logra representar la marcha cuidadosa de una joven bajo la lluvia, procurando no mojarse bajo el chaparrón.
La lluvia no es infrecuente en Dublín, pero afortunadamente no nos tocó a nosotros ese día.
El cercano parque, al que San Esteban ampara, estaba lleno de gentes de toda edad y condición disfrutando el buen tiempo
y de otras gentecillas, que siguen obedientes a su mamá,
mientras se apresura a seguirles un papá magnificente
***
Celebración del Bloomsday el 16 de junio 2023 en el barrio de Sandymount
Doy un salto a una celebración literaria que se repite cada año para conmemorar aquel 16 de junio de 1904 en el que Leopold Bloom el protagonista de Ulises, la innovadora novela de James Joyce (1882-1941), inicia su paseo de veinticuatro horas por Dublín.
En la celebración del Bloomsday en el barrio de Sandymount tuve el honor, convenientemente vestido a lo Joyce, de recitar un poema del poeta Harry Clifton que versificó la experiencia de su paseo del Bloomsday del 16 de junio del año del centenario del nacimiento de James Joyce:
Eccles Street, Bloomsday, 1982
Onesided, stripped of its ghosts,
The half that was left of Eccles Street
Stood empty, on that day of days
My own unconscious feet
Would carry me through
To a blind date, or a rendezvous..
Invisible pressure, invisible heat
Laid down the blue coordinates
Of a Hellenic city
From Phoenix Park to the Merrion Gates,
Where disconnected, at one remove
From wisdom, or eternal love,.
A million citizens worked, ate meals,
Or dreamt a moment of Joyce,
And felt themselves wholly real,
The equals of fate, the masters of choice,
As I did too, on Eccles Street,
Before ever you and I could meet.
In the larger scheme … Coincidence
Rules invisibly, the casual date
Upstaged by Greek infinities
Moving among us like common sense,
Imprisoning, setting me free
To dream and circumambulate.
In a myth too young to be formed.
I would built it myself, from the ruined door
Of Bella Cohen’s bawdyhouse,
From other basements, other whores
Unbuttoning their blouses
Forever, while traffic swarmed.
and the lights outside turned green and red
On shifting planes of reality –
And you, a final student, read
Of Joyce in the National Library,
stood in the crowd, my love unseen,
At the unveiling in Stephen’s Green..
An hour went by, on Eccles Street –
Two drunks, at ease in the Mater portals,
Swigged, and sang Republican songs.
I watched a line of taxis wait
And saw where real grass had sprung
Through mythic pavements, already immortal,.
Green as life, and unresearched.
I had come, only that morning,
From Ringsend docks, and Sandymount Church,
Along the arc of odyssey,
With my invisible yearning
To break the circle, set myself free,.
As you had yours, until one day
In the prefigured city,
Where every step is a step of fate
And recognition comes only later,
We could meet, you and I,
Weigh anchor at last, and go away.´´´´
Demediada, despojada de sus fantasmas,
la mitad que quedaba de Eccles Street
estaba vacía, en ese día de días
mis propios pies inconscientes
me iban a llevar por ella
a una cita a ciegas, o un rendezvous.
.
Presión invisible, invisible calor
trazaban las azules coordenadas
de una ciudad Helénica
desde Phoenix Park hasta Merrion Gates,
donde desconectados, todos en uno, apartados
de la sabiduría, o del amor eterno,
.
un millón de ciudadanos trabajaban, comían,
o soñaban un momento de Joyce,
y se sentían totalmente reales,
los iguales del destino, los dueños de elegir,
como hice yo también, en Eccles Street,
antes de que tú y yo pudiéramos coincidir
.
en el designio más amplio… La coincidencia
dicta invisible las reglas, la cita casual
eclipsada por las infinitudes griegas
que circulan entre nosotros como sentido común,
aprisionándome, liberándome
para soñar y dar la vuelta
.
en un mito demasiado joven para formarse.
Lo construiría yo mismo, desde la puerta en ruinas
de la casa de citas de Bella Cohen,
desde otros sótanos, otras prostitutas
desabrochando sus blusas
para siempre, mientras el tráfico hervía
.
y las luces afuera cambiaban del verde al rojo
en planos de realidad cambiantes –
y tú, estudiante en fin de carrera, leías
a Joyce en la Biblioteca Nacional,
o estabas entre la multitud, mi amor oculto,
en la inauguración en Stephen’s Green.
.
Pasó una hora, en Eccles Street –
dos borrachos, a sus anchas en los portales de Mater,
trincaban y cantaban canciones republicanas.
Yo miraba a una cola de taxis en espera
y vi el lugar en que auténtica hierba había crecido
por pavimentos míticos, ya inmortales,
.
verde como la vida, y no buscado.
Había venido, solo esa mañana,
desde los muelles de Ringsend, y Sandymount Church,
pasando el arco de la odisea,
con mi anhelo invisible
para romper el círculo, liberarme,
.
como el que tú tenías, hasta que un día
en la ciudad imaginada,
donde cada paso es un paso del destino
y el reconocimiento viene sólo después,
pudiésemos nosotros encontrarnos, tú y yo,
levad anclas por fin, y partir lejos.
.
Penguin Book of Irish Poetry, by Petere Fallon & Derek Mahon (eds.), London 1990, pp.395-396. (La traducción es mía)
***
En Dublín también se puede celebrar acompañados por alguno de los excelentes espirituosos de las destilerías irlandesas, pero ésta es otra historia…










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