Danzando con lobos

Pablo al timón, Foto Marie Puig
Hablar de lobos en relación con el océano tiene varias acepciones. Entre otras, podemos estar refiriéndonos a los lobos de mar, lo que remite a los hábiles navegantes que se aventuran por sus aguas; o también a un tipo de mamíferos pinnípedos, propios de mares fríos y de peso y talla variables según las especies; de costumbres acuáticas, por lo que sus extremidades tienen forma de aleta, y se acercan a la costa para criar (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
Lobos de mar

Pablo y Enrique aparejando las velas. Foto Marie Puig
El martes 19 de febrero, nos embarcamos en los muelles del Club Universitario de Regatas del Callao con dos amigos nuestros que, teniendo en cuenta todas las singladuras que ya han realizado juntos, se merecen el primer calificativo de lobos de mar. Pablo y el que esto escribe nos conocemos desde hace más de cincuenta años. Con Enrique es como si nos conociéramos ya desde hace tiempo, aunque fuese nuestro primer encuentro.
Fuimos cuatro en esta soleada singladura impulsados por vientos favorables. El único que no sabe atar un nudo marinero y no tiene carnet de navegante es este bloguero y polizón afortunado. Mi esposa sí que lo tiene e integró con toda justicia la tripulación que gobernó el velero.

A toda vela en el Santa Ana. Foto R.Puig
Así que, con los mejores augurios y una excelente merienda en el camarote, nos hicimos a la mar los cuatro en el barco de Pablo, el muy marinero Santa Ana.

Dos lobos de mar y un polizón. Foto Marie Puig
En el embarcadero, nos despidieron las vigilantes gaviotas.

Puerto del Callao. Foto R.Puig
Pero, para quienes nada sepan de la Punta del Callao, ni de las aguas que rodean la Isla San Lorenzo, traemos un mapa de la zona por donde mi esposa y yo surcábamos por primera vez aguas del Océano Pacífico en un velero.

Mapa de la zona. Dirección de Hidrografía y Navegación del Perú
Se pasa cerca de los bajíos que se conocen como El Camotal. Teniendo en cuenta que los peruanos llaman camote a la batata o boniato, ya pueden imaginar que embarrancar en estos bancos de arena es como acabar atrapados en un campo de batatas.

Bajíos de El Camotal. Foto R.Puig
De modo y manera, que el paso cerca de estos rompientes te obsequia con un cierto escalofrío.
Pero no nos pongamos dramáticos, el timón estaba en buenas manos, por lo que nos adentramos sin mayores problemas en las aguas agitadas del canal entre la isla de San Lorenzo y la pequeña isla de El Frontón, de triste memoria.

Pescadores en el canal. Foto R.Puig
La imagen satelitar de la ruta que seguimos refleja de algún modo las estrechuras del recorrido en el punto en que parece que estuvimos pasando por encima de las rocas de la extremidad sudeste de la isla de San Lorenzo.

Detalle satelitar de la ruta. Fuente Enrique Azorín
De alguna manera la vuelta a la isla de San Lorenzo nos estaba llevando a las aguas en las que en 1866 uno de esos personajes obcecados y quijotescos de la historia de España pronunció aquello de «más vale honra sin barcos que barcos sin honra» después de bombardear el puerto de El Callao, para nada conseguir, salvo 43 muertos, 83 heridos y 68 contusos del lado español y, según conjeturas, 200 bajas, entre muertos y heridos en el lado peruano, además de grandes pérdidas económicas.

Mapa del Combate del Callao del 2 de mayo de 1866. Wikipedia
Pero esta es otra historia de las muchas que ofrece la insensatez bélica de los seres humanos.
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Lobos marinos

Dolce farniente. Foto R,Puig
Triste honor el de algunos almirantes que como Méndez Núñez estaban abocados tarde o temprano a bombardear y a ser bombardeados. La historia de las marinas de guerra está repleta de estas hazañas bélicas. Pero hay otro tipo de marinos por estas aguas frías de la corriente de Humboldt, que sus solos conflictos son disputar de vez en cuando los favores de la hembra o una parcela de su territorio.
Son los lobos marinos que solemos en España llamar focas y que, protegidos como están en las costas peruanas, se dan la gran vida y disfrutan de solemnes siestas al sol. No sabemos que pudieron sentir durante aquel insensato combate de el Callao, seguramente su principal tarea era como siempre la de reproducirse, alimentarse y no caer en manos de los cazadores de focas. Hoy este último cuidado se les ahorra.

Lobos marinos en los islotes Palomino. Foto R.Puig
Frente a los acantilados de los islotes Palomino hay turistas que se lanzan al agua para disfrutar del aroma y los berridos de los lobos marinos flotando cerca de ellos.

Hay gente para todo. Foto R.Puig
Así que no sólo se acercaban a saludarnos las focas desde el agua, esperando quizás que les lanzásemos una sardina…

Nos saludan. Foto R.Puig
sino que otros ufanos osados mamíferos nos hacían señales de victoria desde las frías aguas

Mimesis lobuna. Foto R.Puig
¿Qué dirían Casto Méndez Nuñez o Mariano Ignacio Prado si levantasen cabeza?
Por nuestra parte, tras dar buena cuenta de los sabrosos bocadillos que sabe preparar Enrique y tras una acrobática operación de reparación del motor atascado por parte de Pablo, patrón y comandante de nuestra mono-flotilla, pudimos emprender la vuelta a la Punta, no sólo a vela sino a toda máquina.

Bordeando San Lorenzo.Foto R.Puig
No faltaban algunos bigotudos lobos marinos que persistían en seguirnos durante un rato.
Atrás quedaban las islas de San Lorenzo y el Frontón.

Islas de San Lorenzo y del Frontón. Foto R.Puig
Era ya momento de arriar velas y volver al punto de partida

Llegando a puerto, Foto Marie Puig
Allí nos esperaban los hieráticos pelícanos

Veteranos. Foto R.Puig
y las vigías del muelle

En el embarcadero. Foto R.Puig
Caía ya la tarde y Pablo y Enrique faenaban aún en el Santa Ana para dejarlo listo para la próxima singladura

Recogiendo los bártulos en el Santa Ana. Foto R. Puig
gracias Moncho y Marie por dejarnos estos recuerdos, fotos y relatos, de vuestra estadía con nosotros!
Han sido dias inolvidables
Pancho
Gracias a ti y Adela por vuestra compañía y vuestro afecto.
Ciertamente han sido días inolvidables.
Nos seguiremos viendo.
Moncho