Primera nieve y fuga

Tímida nieve. Foto R.Puig
La nieve llegó de puntillas esta semana pasada, creo que fue el miércoles 4 de enero. Estas son las imágenes de sus primeros tanteos, como si pidiera permiso para instalarse. ¿O demandaba quizás perdón por no haberse presentado en Navidad? En realidad, hace ya años que en Gotemburgo no tenemos navidades blancas. Pero esta vez mis nietos habían venido a vernos y, no es que yo le guarde rencor a la nieve, no es eso, pero un detalle con los niños -digo yo- podría haberlo tenido ¿no les parece?

Silenciosa nieve. Foto R.Puig
Pero, en fin, pelillos a la mar. En el fondo, la nieve no es dueña de sí misma y, si no recuerdo mal lo que nos enseñaron en el colegio, es un meteoro y ha de competir con muchos otros, como el chubasco, la cellisca (esa que amaga pero no cuaja), la llovizna y otros congéneres que pululan por la troposfera (esa palabra también había que memorizarla bien).
Además, la nieve tiene que pedir permiso al «hombre del tiempo», ese que sale todos los día en la Televisión, porque «la mujer del tiempo» no le pone tantos peros a la nieve, le da más libertades. Solidaridad de género, digo yo.

Solitaria nieve. Foto R.Puig
Lo del miércoles lo llamo nieve, pero es un decir, en realidad no es muy técnico. Porque siendo rigurosos, no sé, lo mismo tendría que llamarla cinarra.
¿Que no sabe usted qué es eso? Pero ¡alma de cántaro! si está chupado. No, no vaya usted a buscarlo en el diccionario de la Real Academia, que ya me he molestado yo. Puede que lo que cayó ese día fuese en realidad una «nieve menuda en forma de gragea».

Nieve alfombra. Foto R.Puig
Desde luego que no creo que podamos decir que fue una simple cencellada, más bien fue el resultado de las celliscas que tuvimos esos días…
Para el «poeta de Gotemburgo» (de quien ya hemos hablado aquí hace años) el frío ya no es un problema.

Johan Anders Wadman «el poeta de Gotemburgo». Foto R.Puig
Uno de sus empleos (tras dilapidar la herencia de su padre) fue el de comisario de los hospitales de campaña del ejército sueco en Alemania durante la guerra de 1813-1814. Entre los productos que Johan Anders Wadman (1777-1837) administraba estaba el aguardiente, que se usaba como medicina para los heridos. Al parecer se le pidieron cuentas por el sospechoso y excesivo consumo del mismo. Entre otros subgéneros literarios, aquel poeta epicúreo y manirroto cultivó la poesía báquica.

El poeta y la nieve. Foto R.Puig
Aquí le vemos en el busto del escultor Peter Molin, que los miembros de la «Orden bacanal», de inspiración francmasónica, pagaron a escote treinta años después de su muerte. Genio y figura hasta la sepultura, el poeta murió pobre, y tan pobremente fue enterrado que, cuando la misma orden quiso rendirle homenaje en el centenario de su muerte, no lograron encontrar su tumba hasta dos años más tarde.
En mi caso, como no soy de bronce, mientras la nieve volvía a insistir, está vez decidida a quedarse, no recurrí al aguardiente, sino que tomé un avión hacia latitudes más cálidas

Desde la sala de espera. Foto R.Puig
Y así estaban ayer los montes por el suroeste de las cordilleras prebéticas …

El Puig Campana ayer por la tarde. Foto R.Puig
No encontré en Google referencias (salvo una línea con fechas de nacimiento y muerte) sobre Johan anders wandman el supuesto «poeta de Gotemburgo». La manera como lo presentas da que pensar… Como si fuera un simple artista bohemio, extravagante y bebedor, como todo artistas de barroo… Bueno, con ese motivo sì consultè la información sobre historia de la literatura sueca, un buen grupo de poetas, sobre todo contemporáneos, etc. Me quedo con la duda sobre el «poeta» de la ciudad.
Y en tu blog último me quedé con la duda de si también los suecos se disfrazan de árboles cuando pasean los domingos por los parques municipales.
Creo que sólo encontrarás la información sobre Wadman en sueco. Fue un miembro muy apreciado de la sociedad literaria y francmasónica «Par Bricole» (expresión humorística en frances que podría traducirse como «haciendo el ganso»). Hay secciones en varias ciudades suecas y son ceremoniales y báquicas, pero en plan sofisticado. Los miembros proceden de todas las capas sociales y profesiones. Tengo una tarjeta que me dieron, lo mismo me apunto, aunque me tendría que comprar una capa y superar el proceso de admisión. La poesía de Wadman encarnaba el humorismo crítico e irreverente que encaja con la actitud librepensadora de la organización.
No he detectado aún hombres-árbol en mis paseos, pero, tras tu observación, te prometo estar atento.
Quiero decir que los alemanes visten de verde como guardabosques y una pluma en el sombrero.
Creo que así se paseaba Schiller para inspirarse 😤